Este cementerio de mascotas alberga los restos de muchos héroes que salvaron innumerables vidas. Además cuenta con mascotas famosas como estrellas de cine.
Le Cimetiere des Chiens, el cementerio de perros de París, debe su popularidad a que es el más antiguo de todo el mundo dedicado especialmente para venerar a las mascotas que pasaron a mejor vida. Fue creado en 1899 por un grupo de amantes de los animales. Los fundadores fueron el abogado Georges Harmois, el conde Alejandro Dumas y la periodista Marguerite Durand. La idea les surgió después de que se aprobara una ley que prohibía dejar los cadáveres de los perros en la calle. Hay que recordar que muchos parisinos tenían mascotas y al morir, las tiraban al río Sena o las dejaban en la calle propiciando enfermedades y condiciones insalubres.
El proyecto inicial contemplaba varios edificios y un museo de animales domésticos, sin embargo, solo pudieron construirse los jardines y la necrópolis. Esta última estaba dividida en cuatro espacios: cementerio de perros, cementerio de gatos, cementerio de aves y cementerio de otros animales. En total, hay más de 70 000 animales enterrados entre perros, gatos, monos, gallinas, ciervos, caballos, osos y hasta un león, mascota de Marguerite Durand.
En su época, este cementerio era un lugar para que las personas muy adineradas de Francia y otros lugares de Europa, dejen descansar a sus mascotas en paz. Cabe resaltar que la reina Isabel de Rumania, como muchos otros nobles, enterró a su perro en Le Cimetiere des Chiens. En la actualidad, su uso se ha aminorado, pero sin embargo se ha declarado como monumento histórico dándole un carácter más cultural.
Muchas mascotas famosas y respetadas por sus hazañas fueron enterradas en este cementerio. Héroes como el San Bernardo Barry descansan allí. Este perro, mascota de unos monjes alpinos, salvó a 41 personas a lo largo de sus 7 años de vida. En la tumba del perro se posa una escultura de él mismo llevando a una niña sobre su lomo. La salvó de morir congelada en una montaña nevada. De la misma manera hizo con algunos extraviados o heridos por avalanchas, los calentaba con su gran pelaje y si era necesario los arrastraba hasta encontrar ayuda. Un día encontró a un hombre malherido muy asustado que lo golpeó en la cabeza. Barry con las últimas fuerzas bajó a avisar a los monjes. El hombre más tarde se dio cuenta que había matado al perro que salvó su vida. La inscripción de su tumba reza la siguiente frase: “Salvó la vida de cuarenta personas. Fue muerto por la número cuarenta y uno“.
Por otro lado, también podemos encontrar las tumbas de dos héroes que trabajaron con la policía a inicios de 1900. Papillon y Turco recibieron, a lo largo de su servicio, muchas medallas por salvar gente en incendios o arrastrados por el río. El primero asesinado en manos de unos ladrones. En su tumba dice “Muerto en acto de servicio en 1910”.
Rin Tin Tin, el famoso pastor alemán de la pantalla grande, también descansa en este cementerio. Fue rescatado por un soldado americano casi al final de la primera guerra mundial. Luego protagonizó 26 películas para la Warner Bros hasta su muerte en 1932.
Otro perro célebre que se encuentra aquí fue Moustache, el perro de Napoleón. En su epitafio dice: “Al gran perro Moustache, héroe de la Armada muerto en España 11-3-1811”.
En este cementerio de mascotas no hay símbolos religiosos, sin embargo muchas tumbas llevan la cita del gran Víctor Hugo: “El perro es la virtud que, incapaz de tomar la forma de hombre, tomó la de bestia”. También encontramos la famosa frase de Pascal: “Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”.
