La situación económica, el deseo de emprender un negocio o las ganas de no separarse de la pareja ocasionan que se comparta el ámbito laboral.
¿Es posible compaginar la vida personal con la profesional? Muchos creen que es un hecho imposible y que puede generar problemas. Y no les falta razón. Sin embargo, que sea complicado no significa que no pueda darse la situación y sobrellevarla sin problemas. Antes de comenzar una relación de este tipo, lo más importante es conversar con tu pareja para dejar claro los roles y establecer unas normas.
El paso fundamental -y también el más complejo- es aprender a separar el ámbito personal del laboral. Las cosas del trabajo y sus quehaceres deben quedarse en la oficina, al igual que las discusiones personales y el amor, que deben quedarse en casa. Los problemas de un ámbito puede afectar al desempeño en el otro y puede generar estrés. Es recomendable hablar del trabajo en el trabajo y de la vida sentimental en casa.
La delgada línea que separa ambas vidas es fácil que se traspase. Hay que dejar los celos de lado si hay jerarquías en el trabajo y no entrar en las rivalidades profesionales. También hay que vigilar que estos roles no se traspasen al plano personal.
Es necesario que exista una comunicación frecuente y profunda en ambos planos. Hay que aprender a aceptar las negaciones laborales o los encuentros polémicos, así como a no sentirse culpable por llevar la contraria a tu pareja. Por eso, es bueno que la comunicación sea clara y fluida para que no se vayan acumulando resentimientos. Es mejor avisar con tiempo de lo que te parece bien o mal.
Hasta ahora, hemos tratado el tema desde el punto de vista laboral. Sin embargo, debemos cuidar mucho la relación. Es recomendable dejar tiempo para los momentos íntimos -fuera de la oficina, claro- para disfrutarlos en pareja. No todo en la vida es vuestro empleo, así que planea viajes o actividades divertidas para desconectar del trabajo y relajarse.