El best-seller internacional 50 sombras de Grey es objeto de estudio en el que se concluye que su lectura puede agravar la violencia de género.
Le habían dicho que su novela era mala. Bien, eso a E.L. James, la autora de 50 sombras de Grey, no creo que le importara tanto. Se la ve risueña y contenta en casi todas las fotos, y es que no cualquiera gana 71 millones de euros en un año con una trilogía. Pero hay otra objeción que sí es mucho más grave: un estudio científico afirma que agrava la violencia de género.
El estudio fue publicado en el Journal of Women’s Health, y afirma que las interacciones de la pareja protagonista son emocionalmente abusivas, caracterizándose por el acoso, intimidación y aislamiento de la mujer. En definitiva, el best-seller es una forma más en que la cultura popular perpetúa las normas de violencia de género.
Dicha advertencia viene bien en nuestras latitudes, donde en los últimos cuatro años se ha registrado más de 500 casos de femenicidio. De esa cifra, 482 mujeres fueron asesinadas por su pareja, ex pareja o familiar. De hecho, Adriana Fernández Godenzi, docente del Departamento de Psicología, y Tesania Velásquez, directora de la Maestría de Psicología Comunitaria de la PUCP, resaltan, a partir de una encuesta sobre el tema, que son las mujeres quienes justifican en mayor medida la violencia ejercida por los hombres.
Ciertamente, aunque algunos recuerden que sólo se trata de ficción, vale la pena fijarse en otro estudio: Geoff Kaufman-investigador pos-doctoral en el Dartmouth College de New Hampshire, y Lisa Libby-profesora asistente de psicología en la Universidad Estatal de Ohio, concluyeron que mientras leemos un libro estamos propensos a adoptar, inconscientemente el comportamiento y pensamientos de nuestros personajes ficticios favoritos.
Como sea, no se trata de ser censurador ni de dejar de apreciar el aumento de la empatía que produce la literatura, sino de insistir en desterrar los mitos y estereotipos que justifican la violencia y que puede ayudar a perpetuar 50 sombras de Grey. Una cosa es a aventurarse en una parafilia consentida por ambas partes, y otra cosa abolir todos los límites.